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VIENA EN MADRID

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navidad en viena

Madrid 29 de diciembre 2011.-Parece que fue ayer el primer concierto "Viena en Madrid", han pasado tres años y el público sigue respondiendo con entusiasmo, el mismo entusiasmo que Pascual Osa y los miembros de la Orquesta Filarmonía ponen cada año en deleitar al público madrileño, y de todo el mundo que en estos dias visita la capital.  Entusiasta interpretación que hizo las delicias del público especialmente con la Caza y la marcha Radetzky, con unas palmas con más brio que las vistas en Viena dias después; Valses y Polkas para dar calor a una fría  nochede invierno, la magia de Strauss convierte al Auditorio Nacional en la Musikverein por una noche. Una noche en la que huele a castaña y garrapiñada, a tarta Sacher y vino caliente, a mazapán cubierto de chocolate, a melange y a Ring.

Un idea brillante a la que auguramos y deseamos feliz futuro, la respuesta del público así lo presagia.

Última actualización el Martes, 03 de Enero de 2012 00:24  

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YO FUI MI MEJOR CLIENTE. HEINZ BERGGRUEN. ED. ELBA

 Traemos a nuestras páginas una recomendación de primera linea. Elba nos presente un cuidado volumen memoria viva de la historia del arte de buena parte del siglo pasado. Berggruen, cosmopolita y visionario, hombre de vida pasional y apasionante, narra en primera persona la evolución de una pasión que fue su vida: el coleccionismo. Coleccionar como elevación del espíritu más allá de la mera actividad de acaparar, coleccionar arte como medio de conocimiento del artista, del entorno, del contexto de la época. Berggruen participa de una época prodigiosa y entabla contacto y amistad con muchos de los grandes maestros. Estrechamente ligado a Picasso, es fiel cronista de parte del carácter del malagueño; numerosas anecdotas de la vida de éste, de sus particular visión de la vida y del propio arte. Matisse, la ubicua Gertrude Stein, Sartre, y todo el elenco de ese Paris que era una fiesta, con un rato en Deux Magots, de donde salia un encuentro providencial, una amistad duradera que podría diluirse en una copa de absenta, para retomarla en el Cafe de Flore. Berggruen colecciona y acapara, vende y se queda con obras por amor al arte, construye una colección para Berlin y nos da una rica visión del mercado del arte, que no del mercadeo, tan común hoy donde muchos coleccionistas no son sino marchantes, tratantes de ganado a la espera de una subasta beneficiosa. Sin ocultar la mercantilidad de su actividad, Berggruen se erige fedatario de una época en la que se forjaron muchas de las grandes colecciones que provenían directamente de las fuentes: un café con Picasso en Antibes de donde sale un regalo improvisado sobre una servilleta, una tarde con Matisse que crea un trato preferente... quien sabe que podía deparar una visita al taller de cualquier artista en los años de la efervescencia creativa del nuevo arte.